Mis amigos y mi familia me han conocido siempre con gafas. Hace unos 20 años que las llevo ininterrumpidamente, últimamente en forma de varifocales.

Cuando me encontraba explicando nuestro nuevo láser ocular, a menudo se me planteaba la pregunta de por qué yo seguía llevando mis gafas.  Mi respuesta era siempre la misma: A mi edad, la cirugía láser no siempre es la mejor opción porque de todos modos seguiría necesitando gafas de lectura y yo, en todo caso, querría prescindir por completo de las gafas y poder ver bien a todas las distancias.

Nuestro oftalmólogo Dr. Beckers me explicó que, en realidad, durante los últimos años se ha producido un gran salto cualitativo en el desarrollo de lentes. Ciertamente las lentes multifocales llevan existiendo ya mucho tiempo, pero en el pasado no se podía afirmar que fuesen 100% recomendables.

Esto ahora ha cambiado, y por este motivo yo personalmente decidí poner fin al tema de las gafas.  Me había acostumbrado a mis gafas, pero aun así cuando hacía deporte, manualidades o de noche, estaban lejos de lo ideal. Y con unas 2,5 dioptrías, veía bastante mal a todas las distancias sin gafas. 

Pero, por supuesto, también tenía algunas preocupaciones. Una operación ocular asusta mucho inicialmente. Sin embargo, era consciente de que probablemente tendría que someterme a una operación de este tipo en algún momento posterior si desarrollase cataratas (como le ocurre al 95% de las personas cuando envejecen). Entonces, ¿por qué debía seguir viviendo con la solución subóptima de las gafas cuando no solo podía mejorar mi calidad de vida, sino también evitar una operación posterior en el ojo porque ya no podría tener cataratas tras el tratamiento con láser? 

La idea de poder vivir sin gafas hasta una edad avanzada -siempre que, por supuesto, no se desarrolle ninguna otra enfermedad ocular- fue en última instancia el aspecto decisivo para mí.

Para disipar aún más las posibles dudas sobre esta operación: es la operación ocular que se realiza con más frecuencia en todo el mundo. Y el Dr. Beckers ya lo ha realizado unas 1.000 veces. Con este no se pretende, por supuesto, trivializar la operación, porque es y sigue siendo una operación con ciertos riesgos, que deben explicarse de antemano. 

Pasemos ahora a la operación en sí: En primer lugar, se administra una pastilla sedante débil, si así se desea. Los propios ojos se dilatan y se anestesian con gotas, lo que resulta perfectamente adecuado: se siente la presión de los instrumentos, pero no dolor. El cirujano siempre informa sobre lo que está haciendo, y eso coincidió exactamente lo que se me comunicó de antemano. En las personas "más jóvenes", como yo (tengo 56 años), la lente sigue siendo blanda, se puede aspirar fácilmente y no hay que cortarla, como en el inicio gris. El momento en que se extrae la lente es bastante extraño: las luces que ha estado mirando todo el tiempo de repente solo se perciben borrosas. Pero cuando se inserta la nueva lente, se despliega instantáneamente en el ojo y se puede volver a ver todo con nitidez. A continuación, la lente se alinea con precisión, ya que también puede compensar una curvatura de la córnea, se vuelve a ejercer una ligera presión al cerrar las incisiones a través de las cuales se ha realizado la intervención, y la operación ya ha terminado. 

Dos días después del primer ojo, llegó el momento del segundo. El ojo era muy sensible a la luz debido al colirio, pero esto desapareció al cabo de unas 24 horas. Un día después, ya tenía un 90% de visión en un ojo, y poco después pude volver a leer en mi Kindle con un tamaño de letra normal. Una semana después de la operación, ya se me midieron cero dioptrías, podía leer al 125% y solo tenía ligeros problemas para acostumbrarme a las luces por la noche, ya que las luces tenían efectos luminosos parecidos a coronas a su alrededor. Al igual que ocurre con las varifocales, los ojos y el cerebro tienen que acostumbrarse por completo a la nueva situación, lo que puede llevar hasta cuatro semanas, según el Dr. Beckers. Sin embargo, yo en ese momento ya lo tenía claro: ¡la operación había sido una decisión 100% acertada! 

Ahora todo el mundo a mi alrededor tiene que acostumbrarse a verme sin gafas...

Como director gerente de la Policlinica Alemana, he observado a menudo esta operación "desde fuera", y parece claro que se trata de una operación real. Como paciente la magnitud resulta sorprendentemente menor.  

He descrito aquí deliberadamente mi punto de vista personal y mis motivos para someterme a esta operación, no porque quiera hacer publicidad de ella, sino para describir cómo me sentía durante el proceso. Si desea saber más sobre este tema o tiene alguna pregunta, ¡no dude en ponerse en contacto conmigo!